Siguiendo con algunos artículos publicados en los boletines de nuestra asociación, hoy recordamos una bonita excursión allá por el año 1996. Fue escrito por nuestro compañero y amigo, José Luis Larroy en el boletín número 6.
Es sabido desde antaño que el macizo del Moncayo posee una gran
riqueza mineralógica. Son numerosos los minerales que se han encontrado a lo
largo y ancho de tan mítica montaña, pero entre todos ellos siempre se ha
destacado uno: el oligisto o hematites.
Ya los escritores romanos hacían mención del hierro que se trabajaba
en las poblaciones de Turiaso, Bílbilis, y Tabuenca, el cual, sin duda,
procedería de los yacimientos esparcidos por toda la geografía del Moncayo.
Probablemente las labores de extracción
del hierro no se habrán interrumpido a lo largo de toda la historia, aunque,
como es lógico, habrán existido unas épocas de mayor florecimiento que otras.
S. Calderón en su libro "Los
Minerales de España", editado en 1910, nos habla de la existencia de
oligisto cristalizado y escamoso en el Moncayo y Añón (Zaragoza), prolongándose
los criaderos aragoneses por Castilla la Vieja en la región vecina de las
pizarras y cuarcitas silúricas.
En la actualidad, aparte de un yacimiento
situado en las proximidades de la localidad de Tierga, la denominada Mina Santa
Rosa, y que podríamos considerar que se encuentra más en la
"periferia" que, en la propia sierra del Moncayo, no
existe ningún otro en explotación; si bien, en su vertiente Soriana hay dos que
sí lo estuvieron hasta hace muy pocos años, concretamente en los términos de Ölvega y Borobia y ambos de
características muy similares.
Pues hasta uno de
ellos, la "Mina Petra", nos trasladamos el pasado 7 de octubre un numeroso grupo de aficionados. Para
llegar hasta allí desde Zaragoza hay que coger la carretera de Soria y,
bordeando el Moncayo, tras pasar por Tarazona y Agreda se alcanza la
industriosa población de Ólvega. Una vez en esta localidad, y teniendo ya a la
vista nuestro objetivo, nos dirigimos por la carretera de Noviercas, se pasa
ante la ermita de Nuestra Señora de Olmacedo y un kilómetro más adelante se ve
el gran agujero excavado a media ladera en la montaña.
Desconocemos desde cuándo se halla en
actividad esta explotación, pero sí sabemos que a principios de los años 50 ia
mina estaba comunicada mediante un ferrocarril minero con la próxima estación
de Ólvega. En la actualidad se tiene la
intención de aprovechar su trazado, "la vía vieja", proyectando un
recorrido turístico-ecológico desde Ólvega a la mina.
La última empresa que explotó el yacimiento se llamaba Minas del
Mediterráneo, S.A. (MIMESA). Todavía se conserva a "pie de obra" el
cartel anunciador de la mina, con el consabido "Prohibido el paso a toda
persona..."
Las labores de extracción se realizaban
mediante galerías subterráneas, que fueron hundidas cuando, hace
aproximadamente 10 años, la empresa decidió suspender sus actividades y se dejó
de extraer el mineral. Al no tener desagüe, las aguas que surgían en las
galerías formaron un extenso lago, que se ha mantenido hasta nuestros días.
El mineral que se extraía de
Hoy en día todavía es posible obtener con suma facilidad muestras de
hematites, pues se encuentra en gran cantidad en las escombreras. Lo hay masivo,
cristalizado, en escamas, botroidal, etc. También se encuentran, como productos
secundarios, goethita, siderita,
aragonito y cinabrio.
Este último mineral se halla en unas
vetas blancas de dolomita encajadas dentro de unos grandes bloques calizos que
se pueden encontrar en diversos lugares de la mina. Puede quedar la duda de si
estos bloques son originarios de este yacimiento, pues no parece que su
paragénesis encaje con la del hematites, o bien fueron traídos desde otras explotaciones.
El caso es que allí están y, quien más quien menos, todos nos trajimos algunos
cristalitos de dicho mineral.
Por la tarde, ya de vuelta hacia
Zaragoza, nos desviamos de la carretera para acercamos a Fuendejalón. En una
cantera muy próxima a la población se encuentran drusas cristalizadas de calcita, formando la capa exterior de unos bloques
cuya matriz, muy dura, dificultaba la extracción de los cristales de calcita.
Aquí dimos por terminada la excursión y
poco después llegábamos a Zaragoza, que se encontraba en pleno bullicio y a
punto de escuchar el Pregón con el que se inician las Fiestas del Pilar.
Boletín de la asociación mineralógica aragonesa nº 6 Junio de 1996
Autor: José Luis Larroy
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