A finales del mes de septiembre, realizamos una excursión a las minas de Peñalcázar, en la provincia de Soria, en la que participaron las siguientes personas: Isabel Fanlo (socia y profesora de la Universidad de Geológicas de Zaragoza), Penélope (departamento de geológicas de la Universidad de Zaragoza), y además, Kolo, Kape, Antonia, José y Juan Ignacio, todos ellos compañeros de la asociación mineralógica aragonesa. Quedamos a las 8 h. en la sede, sitio en el que solemos quedar cuando vamos de excursión, ya que tiene buena explanada y es fácil dejar aparcados los coches.
Entorno a las 11 h., llegamos al punto donde había que dejar los
coches: 300 m pasando el pueblo de La Alameda, justo enfrente de dónde teníamos que coger el camino que nos
llevaría a las minas.
Nos pusimos en marcha y, a los 2 km, llegamos al primer pozo y a alguna escombrera, totalmente
estéril, y en la que no encontramos nada.
Seguimos el camino pasando una especie de verja y, cruzando algún campo, llegamos a un cartel que indicaba las minas y un panel informativo de las mismas.
Al fondo, unas grandes escombreras.
Estas minas están situadas entre las localidades de La Alameda, La
Quiñonería y Carabantes. Fueron explotadas desde la antigüedad ya que se han encontrado gran cantidad
de herramientas por las diferentes labores de la explotación. Desde 1844, se conocen varias etapas de
trabajos de explotación. Existen varias labores y pozos extendidos por una
amplia zona. La mineralización es de Pb,
Zn y Ag con matriz de cuarzo, calcita y siderita. Entre los minerales que podemos encontrar hay una extensa y variada paragénesis: galena, esfalerita,
calcopirita, pirita, bournonita, boulangerita, azurita, malaquita, cerusita,
covellina, calcosina, piromorfita, cerusita, linarita, y alguno más que seguro
que me dejo.
Nos fuimos adentrando entre la gran extensión de pozos y escombreras picando en cada una de ellas. Salieron "cosillas" interesantes como bournonita, esfalerita, malaquita, cerusita, linarita, calcopirita, piromorfita, etc.. aunque no todo lo que esperábamos, ya que por
ellas han pasado infinidad de aficionados a los minerales.
Sobre la 13:30, decidimos regresar ya que amenazaba lluvia y había un buen recorrido hasta los
coches.
Nos fuimos a comer al pueblo de Deza, y aunque llegamos un poco tarde, nos sirvieron de maravilla con unos buenos platos.
Después
de comer, tuvimos una pequeña sobremesa para comentar sobre la experiencia de la
excursión. Al rato, regresábamos a casa.
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