Uno de los retos que nos planteamos cuando corría por nuestra mente la
idea de formar la Asociación Mineralógica Aragonesa era la de organizar
excursiones colectivas. Pretendíamos con ello ofrecer a los futuros socios y
"simpatizantes", y a nosotros mismos, la oportunidad de conocer y
visitar distintas minas, algunas de ellas todavía en explotación, y
afloramientos sueltos de minerales; y ello sin necesidad de ir muy lejos, pues
por aquí cerca, y por extensión en todo Aragón, hay numerosos lugares, muchos
de ellos desconocidos para la mayoría de nosotros, dignos de ser visitados por
los aficionados a la mineralogía.
También conseguiríamos, además de conocer
un poco mejor la tierra en que vivimos, conocemos un poco mejor quienes nos
sentimos unidos por esta afición, acrecentarla, fomentarla entre los más
jóvenes, estrechar relaciones y, por supuesto, conseguir algunas piezas para
nuestra colección, ésas que, aunque no sean las mejores, son las primeras que solemos
mostrar a los amigos, pues tienen el mérito de que las hemos conseguido
nosotros mismos, y, de paso, les contamos lo bonito que era el lugar, lo bien
que lo pasamos, los esfuerzos que tuvimos que hacer para obtenerlas, etc., etc.
Con esa idea, al poco de constituirse
Como el amigo José Miñana ya nos narró en
el Boletín N° 2 nuestras andanzas "pasadas por sal" de esta
excursión, doy un salto en el tiempo y ya nos encontramos con ganas de efectuar
una nueva salida.
El verano se nos echa encima, por lo que hay que darse prisa antes de
que lleguen las vacaciones y nos dejemos de ver por una temporada. Fijamos la
fecha para el 25 de junio, confiando en que los chavales ya habrán acabado los exámenes. En esta ocasión nos vamos a ir
un poco más lejos, pues nos moveremos por la Provincia de Teruel.
Conseguimos llenar un autobús de 55
plazas (sólo sobró una, lo cual ya es un éxito) y el día señalado, a las 8,30 de
la mañana, iniciamos la salida desde donde suelen salir de Zaragoza la mayoría
de autobuses cargados de excursionistas: la puerta del Paraninfo de la antigua
Universidad.
El día está algo nublado, lo cual se
agradece, pues, para la época en que estamos, sí al sol le da por pegar fuerte
podemos achicharrarnos; pero no, hay suerte y durante todo el día se mantiene
una temperatura bastante aceptable.
El viaje transcurre sin novedad entre
comentarios sobre las últimas adquisiciones de unos, excursiones de otros y las
instrucciones que Femando Gascón, micrófono en mano, nos va dando a lo largo de
toda la jornada.
Pasamos por Belchite, Lécera, Muniesa y,
a media mañana, llegamos a Cortes de Aragón, donde nos detenemos en un bar
junto a la carretera. Allí almorzamos, cargamos baterías y salimos dispuestos a
enfrentarnos con todas las minas que se nos pongan por delante.
Arranca el autobús y poco después para de
nuevo, ya hemos llegado a nuestro primer destino. Bueno, no tanto, pues todavía
nos queda una pequeña caminata de cerca de media hora.
Se reparten bebidas que la
"organización" había adquirido en previsión de que el día fuera
caluroso, cada uno prepara sus herramientas de trabajo, mochila a la espalda y
a la mina!
Al principio andarnos por un camino bastante
cómodo entre carrascas, pero poco después lo dejamos para coger el trazado del
antiguo ferrocarril minero de vía estrecha de Utrillas. Vamos en grupos
hablando, el paseo se hace corto y pronto vemos al fondo las escombreras y las
ruinas de las instalaciones de una mina. Ahora sí podemos decir que hemos
llegado a nuestro primer destino: la mina "Antillón".
Las ruinas de las instalaciones ofrecen
poco para ver, aunque, entre ellas, todavía se observan los restos de la fundición,
con la entrada al horno, y el pozo y lavadero. Sobre el conjunto destaca, un
poco apartada, la antigua estación de "Las Minas", que,
milagrosamente después de tantos años, todavía se conserva en pie.
Para cuando nos queremos dar cuenta ya
nos hemos dispersado por las escombreras y se empiezan a oír martillazos por
todos lados. Pronto aparecen las primeras muestras de galena. Es cuestión de
comprobar qué piedras pesan más de lo normal: allí hay plomo.
Vamos subiendo por las escombreras ladera
arriba y siguen apareciendo nuevas muestras. También se encuentran piezas de
baritina y hay quien tiene la suerte de encontrar algunos cristalitos de
cerusita.
El día sigue nublado, ni llueve ni hace
calor, ¡estupendo!, pero es hora ya de retirarse, aunque Pepe Uña todavía apura
el tiempo para obtener algunas fotografías. Desandamos lo andado, un poco más
cargados que a la ida, y ya estamos subiendo al autobús. Se acabó la primera
parte del programa, misión cumplida y de nuevo en marcha.
Pasamos por Segura de los Baños y al
llegar a Vivel del Río Martín nos separamos unos metros de la carretera para
acercamos a unas escombreras de las minas de carbón de esa zona. Femando Gascón
nos enseña unas muestras de mullita, explicándonos cómo se han producido por
calcinación de las arcillas por los restos de carbón que hay en las
escombreras. Cerca de éstas se ven sobre el terreno algunas manchas blancas de
caolín.
Hay que seguir adelante, pasamos por
Martín del Río, Montalbán y ya hemos llegado al segundo punto de nuestro
itinerario.
Para el autobús, despedimos al conductor
para que se vaya a comer y caminamos unos pocos metros entre pinares hasta
encontrarnos con los restos de lo que fue una fábrica de cerámica o tejería,
como más frecuentemente se suele denominar. Destaca de su conjunto la esbelta
chimenea octogonal, ligeramente inclinada en su parte superior hacia el Norte,
lo cual se debe a dilataciones térmicas diferenciales entre la cara Norte, más
soleada, y la Sur más sombría, y que se conserva en muy buen estado.
Bueno, a lo que íbamos. Es decir, a
comer, que ya es hora y además creo que nos lo tenemos muy merecido. Nos
dispersamos bajo los árboles y entre los restos de la tejería, piscina
incluida, y en un ambiente de amistad y camaradería, como no podía ser menos,
descansamos de los esfuerzos matutinos y reponemos fuerzas todos: mayores,
medianos y pequeños.
El lugar es muy agradable y estamos a
gusto, por lo que apetece quedarse más tiempo; pero allí no hemos ido a
contemplar el paisaje, sino a buscar cristales de yeso, conque ¡a lo que
estamos!
Empezamos a subir por un pequeño barranco
y ya desde el principio vamos encontrando algunos trozos de yeso. No es
cuestión de ir llenando las bolsas tan pronto, y menos si no son buenas piezas,
y seguimos subiendo por el barranco, hasta que nos encontrarnos con unas capas
de margas lignitosas, materialmente cubiertas por cristales de yeso. Ya hemos
llegado y, de nuevo, nos dispersamos dedicándonos a su caza y captura.
Quien más, quien menos, todos nos
encontramos satisfechos con las piezas que vamos recogiendo. Las hay para todos
los gustos: unas con las caras y aristas bien conformadas, otras limpias y
transparentes, otras con inclusiones carbonosas, maclas muy curiosas, algunas
asociaciones "en abeto", etc., etc. Por los alrededores también se
ven vetas de óxidos de hierro muy meteorizadas y grandes nódulos de septaria
con sus grietas rellenas de calcita de color caramelo.
De los troncos de árboles fósiles que en
visitas realizadas hace unos años era frecuente encontrar, en esta ocasión
apenas vemos algunos pequeños restos. ¿A dónde han ido a parar?
Hay tantos y tantos cristales que el tiempo se pasa sin que te des
cuenta. Poco a poco vamos descendiendo por el barranco, no sin que antes Pepe
Uña saque sus consabidas fotografías de algunas piezas "in situ".
Pero, ¡en fin!, todo se acaba en esta
vida y también la excursión está llegando a sus últimos momentos. Regresamos al
autobús, que ya nos está esperando, metemos los bártulos dentro y cuando ya
estamos casi a punto de arrancar nos damos cuenta de que no estamos todos,
falta uno. ¿Quién?: el trotamundos José Ayala.
¿Se habrá perdido entre los pinos? o, más
bien, ¿habrá encontrado algún cado repleto de maravillas que los demás no
habíamos sido capaces de ver? Ni una cosa ni la otra, al cabo de un rato aparece
tan tranquilo y sonriente como si la cosa no fuera con él.
Ahora sí que ya estamos todos, conque
media vuelta y a casa. El viaje de regreso se hace tan ameno como el de ida y
cada uno va enseñando a los demás las mejores piezas que ha conseguido a lo
largo del día.
Y así transcurrió y se acabó esta segunda
excursión colectiva organizada por nuestra Asociación. Al igual que con la
primera, todos salimos con la conclusión de que, sin lugar a dudas, había
merecido la pena, de que habíamos disfrutado un montón y de que había que ir a
por la tercera.
Pero como teníamos el verano encima, eso
ya era cuestión de dejarlo para más adelante. ¡Hasta la próxima!
Alrededores Mina
Antillón Segura de Baños (Teruel)
Alrededores del barranco de la tejería Montalbán
(Teruel)
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