miércoles, 5 de enero de 2022

Primer artículo de José Miñana y Vizmanos Boletín nº 2 A.M.A

 PRIMERA SALIDA Y SALADA

 VISITA A LAS MINAS DE REMOLINOS

  Por José Miñana y Vizmanos 

         Suena el teléfono.  Son las tres de la tarde y estoy a punto de salir para mi ocupación. ¿Diga... José? (la voz de Clemente). Que pasa Jesús. Oye, queda alguna plaza para la excursión. La hubo, pero a punto estuve de suspender el viaje. Diez días antes de la salida no había más de veinte inscritos, lo que me alarmó y llamé a Miguel exponiéndole mi temor.  Si no se apuntaban más habría que suspender el autobús e ir con nuestros coches. Al final no hizo falta y todo quedó en mi susto. Esto me da pie para rogaros que en futuras ocasiones seáis más prontos en hacer vuestras reservas.

Es el día del evento.  Ocho y cuarto de la maña­na. Vamos llegando al punto de encuentro: la escalinata del Paraninfo de la Universidad. Nos está esperando ya la familia de Nicolás Mesa, y con nosotros llega la joven socia Vanesa con su padre, sonriente y animosa.

Se acerca un señor y pregunta por el Sr. Calvo o Miñana. Me identifico y él a su vez resulta ser D. Pa­blo Lumbreras, Productor de Jones Intercable de Denver, grupo que pretende instalar la televisión por cable en Za­ragoza. Nos acompaña y tomará algunas filmaciones de vídeo. La primera ya la ha realizado sin enterarnos mientras los participantes íbamos subiendo al autobús.

Ya estamos en marcha.  Son poco más de las ocho y media. Hay buena disposición por parte de todos, alegría y emoción por lo que vamos a ver. Los mas jóvenes pregun­tan, escuchan y ríen. Buen comienzo. En el autocar Ayala me cuenta, largo y detallado, como encontró, oro en Astu­rias. Nos acercamos al lugar. Doy indicaciones al chófer. Larroy irá al encuentro del señor con el que habló previa­mente. Mientras lo hace, Miguel nos comenta por el circui­to de megafonía interior algunos aspectos de la visita a las minas de sal de Remolinos.

Pasa al autocar el equipo de televisión, y ha­cen alguna toma. Mientras tanto llega José Luis acompaña­do por nuestro anfitrión, hombre fuerte y curtido, de sem­blante noble. Miguel está terminando la explicación. Nos presentamos. El es Don José Antonio Ubarrechena, jefe de explotación. Miguel le cede la palabra y es el Sr. Ubarre­chena quien amplia los comentarios. Nos ponemos en marcha hacia la primera mina. "Vamos a visitar la mina Ms del Carmen, una ex­plotación de planta horizontal, y reciente comparada con la antigua mina Real. La planta tiene una altura aproxima­da de 7 metros. Para entrar bajamos una rampa de unos 100 metros de larga con una inclinación del 15%. Esto se hizo así para procurar un mejor aprovechamiento. La extensión de la mina es de unas 2.000 hectáreas, y está roturada en cuadrados de veinte metros de manera que cada nueve de ellos que forman un cuadrado de área 60x60 metros, el del centro se deja sin explotar para que sirva de columna natural de sustentación para la gran sala". 

Nos conduce al centro de la mina. Bajamos y nos encaminamos por una galería hasta el fondo. Miguel compro­mete a Evaristo, licenciado en geología, a que nos expli­que la formación de estos depósitos evaporíticos, y entre él y el Sr. Ubarrechena nos lo comentan. Toda la mina es­tá formada por capas sedimentarias de distintos grosores, depositadas por la evaporación periódica del agua de un gran lago interior, en ocasiones hasta la desecación, en la de presión del Mioceno del valle del Ebro. Se depositaron mar­gas, yesos, anhidrita, halita, y otras sales como glauberita. La mina sigue potentes niveles de halita, horizonta­les. La extracción se efectúa con barrenos mediante vola­duras. Fuimos testigos "de oído" de una de ellas. Impre­sionante. No vimos el resultado, pero nos fue bien expli­cado como se preparan las voladuras.

Nos paseamos por otras salas, entre columnas gi­gantes, hasta llegar a un lugar donde de un agujero del te­cho goteaba agua saladísima. Esta filtración daba lugar a estalactitas y costras de sal cubriendo buena parte del te­cho. Muy espectacular. Pudimos recoger alguna muestra que pasó a engrosar las colecciones de los asistentes. Tomamos el autocar que nos condujo por aquellos anchos pasillos ha­cia la salida con ayuda de nuestro guía, ya que todos noso­tros, incluido el conductor, andábamos totalmente perdidos por aquellas interminables alineaciones de pasillos y co­lumnas. Vemos por el camino algunas catas y prospecciones. Al llegar al exterior se agradece la luz del sol. En el in­terior la temperatura es siempre constante, a 19ºC, ni frío ni calor. Al salir notamos el cambio de temperatura.

Como ya es medio día nos dirigimos a un parador a la entrada de Remolinos, donde tomamos un refrigerio re­parador. Se hacen comentarios, y la impresión de todos, gran­des y chicos, es muy buena. Lo mismo opina los de televi­sión. El Sr.Lumbreras nos pasará una copia del video de la visita a la mina. La dejará en casa de Fernán. Gracias por este recuerdo En marcha nuevamente, y siempre bajo la dirección de nuestro anfitrión, nos dirigimos hacia la antigua mina La Real a través de su nueva y reciente entrada. Vemos a la izquierda el antiguo túnel cerrado. Vamos a entrar por un pasillo más angosto y tan inclinado como el anterior. Al lle­gar a la plaza interior vemos lo que llaman un "picador", una máquina que ella sola abre las galerías y saca el mineral sin necesidad de barrenos. Al fondo vemos una potente luz y dos operarios reparando una pequeña avería. Buen día amigos. Buen día (martillazos y martillazos). Pasamos al fondo y obser­vamos el mismo tipo de mineral. Miguel nos hace ver una lí­nea de color azul a la derecha de la cata. Es anhidrita. Ló­gicamente empezamos a buscar más tonalidades azules y lo que antes no habíamos visto va revelándose ante nuestros ojos en distintos lugares de la pared y el suelo. Cada cual toma o pica según su ánimo. Un niño de no más de nueve años está afanado con su piqueta ante un trozo de piedra azul. ¿Esto como se llama?, me pregunta. Se lo digo y continúa picando con más fuerza. Pienso que quizá sea la primera pieza de su colección picada por el mismo. Esta piedra no tendrá precio. En el nivel de concentración de halita, las aguas de escorrentía dan lugar a costras de sal y charcos de elevada salinidad. Vanesa observa con atención como su padre está sacando un hermoso bloque de anhidrita. Tiene la carita radiante. ¿Con­tenta? Mucho, me responde con voz emocionada. Miguel nos llama. Mirad, esta grieta contiene unos minúsculos cristales aciculares de sal. Vamos pasando y vién­dolo que en realidad es precioso. Se sacaron fotografías y tomaron algunos trocitos. Nos llama el Sr. Ubarrechena. Acu­dimos. Se apaga la luz y solo queda el espacio iluminado de algunas linternas. Enciende el la suya y alumbra la cabeza de la máquina rozadora. Nos muestra la parte que pica, se­mejante a dos grandes erizos de mar giratorios, con la que se hace todo el trabajo. Está instalada al final de un gran brazo hidráulico, de unos tres metros. La máquina se mane­ja por unas manos expertas y un ayudante. Es hora de salir de la mina La Real. Vamos al último de los lugares del día, también meritorio. Se trata de un barranco que parte de las últimas casas del pueblo, junto a las balsas de decantación y de­secación de sal. El barranco atraviesa toda la serie estratigráfica en la que está emplazado el nivel de minas de Re­molinos. Al principio se cortan estratos de -margas y yesos.  

                 Hay frecuentes bocas de mina y catas. Andando a lo largo y en ascensión por el barranco llegamos a un ancho nivel en el que se observan unos cristales, a veces de gran tamaño, de yeso pseudomórfico de halita, pero halita en cristales "tolva".

 Se adivinan más que verse las formas de los cubos. Pido a los compañeros de expedición que no piquen las mues­tras porque lo mas seguro se destruirán. Reconocen que lo más prudente es la observación y así se hace. Se recogió algún cristal suelto, rodado por el barranco, pero intere­sante. Hubo de todas las calidades. Evaristo, en el lado opuesto y a un nivel inferior, encontró un nivel de yeso pseudomórfico de glauberita. También allí se obtuvieron muestras. De forma correcta y con cuidado de no destrozar el afloramiento, se picó y se sacó lo que   a cada cual le interesó. Justo por encima de estos niveles de pseudomorfos se encuentran los potentes niveles de halita que se ex­plotan en las minas. En el barranco es visible el nivel debido a la precipitación de costras de sal por las aguas de escorrentía. El nivel está muy descompuesto y cubierto de manera que no sería evidente de no ser por estas cos­tras salinas y algunas catas en los taludes del barranco. Los charcos del fondo del barranco y las ramas que en ellos había estaban cubiertas de pequeños cristales de sal debi­dos a la sobresaturación de sal en el agua por evaporación. Cojimos muestras de costras y ramas y las máquinas de fo­tografiar trabajaron tomando imágenes de cuanto allí había. Desde luego el lugar era para recordar. Ya era hora de regresar. Deshacemos el camino andado y montamos en el autocar. Los comentarios sobre las horas compartidas en esta primera salida de nuestra Asocia­ción son para todos favorables. Los más jóvenes recordarán mucho tiempo esta aventura. Algunos, jóvenes y mayores, re­cordarán esa recompensa en forma de interesante muestra. Y todos recordaremos lo armonioso del día. Proyectos, sugerencias, peticiones de nuevas sa­lidas. Todo llegará. Os pido desde aquí que colaboréis en seleccionar aquellos lugares donde todos, grandes y chicos, podamos gozar de la extracción y observación de los mine­rales en sus yacimientos, a la manera de esta primera excursión.


  Algún día, la salida no ha de ser exclusivamente a ob­tener minerales, pudiendo incluir la visita a lugares de reconocido mérito o    simplemente pasar un feliz día de campo. Vuestras ideas y sugerencias siempre serán bien recibidas. Gracias.

 Este es un artículo que Don José Miñana (Miñana para los amigos), escribió en el Boletín nº 2 de la Asociación Mineralógica Aragonesa en mayo de 1994. Sirva como homenaje póstumo a esta gran persona que tanto trabajo por nuestra Asociación y que nos dejó un 3 de abril del 2005.  ¡Gracias, Miñana!

                                                           

 

 

                                               José Miñana en Remolinos

                                      

                  

 





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